La gran mayoría de los refugiados proceden de países, sociedades, culturas sin libertad, sin libertades. Vienen de sociedades con fuertes lazos religiosos, en las que la familia, a veces también la tribu, suele ser más importante que el individuo o incluso los individuos. Y llegan a una sociedad que el individuo está por encima de la comunidad; si la familia se disuelve, el Estado funciona como garantía ante los riesgos vitales; se asegura, sin lugar a dudas, la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, así como el derecho individual a la autodeterminación sexual.
A raíz de este encontronazo cultural, ambas partes tendrán que cambiar, aprender a entenderse, aunque se exija más a los inmigrantes. Ellos han buscado como nueva patria, y tendrán que adaptarse a costumbres, normas y tradiciones. Tendrán que respetar también lo que les parezca extraño e, incluso, les provoque rechazo. Tendrán que acostumbrarse a la vida sin tener que renunciar completamente por ello a su identidad cultural y lingüística. Tendrán que descubrir con curiosidad su nueva vida. Pero ante todo tendremos que ofrecerles la medalla al merito por buscar la libertad.
No es una meta fácil, Europa es cosmopolita y con más inmigrante que nunca lo fue. Los inmigrantes; la cantidad deseable de inmigrantes, se define y busca deliberadamente. Los refugiados; sencillamente, llegan y tienen que ser integrados tan pronto como sea posible. Lingüística, laboral y mentalmente.
Gran diferencia ser Inmigrante a Refugiado. Todos podemos ser en un momento dado Inmigrante o Refugiado y ante todo se debe luchar por la eliminación de vallas y muros para aprender que la libertad empieza con la igualdad. Contigo.